lunes, 6 de marzo de 2017

COMENTARIO DE TEXTO: "LA TIERRA Y LA CUESTIÓN SOCIAL", JOAQUÍN COSTA

1.    IDENTIFICACIÓN.

Este texto está extraído de la obra de Joaquín Costa La tierra y la cuestión social y se trata de una fuente primaria ya que fue redactado de forma contemporánea a los hechos –fue publicado en 1902-. Tiene carácter histórico-literario y su contenido es tanto político como social y económico.
El autor es de carácter individual y en este texto se advierte fácilmente la subjetividad desde la cual analiza los hechos de la época. Esto se debe a que el autor constituye una de las figuras más importantes del movimiento regeneracionista, corriente crítica contra el régimen de la Restauración que se desarrolló en nuestro país entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX y, por tanto, habla desde el punto de vista de esta corriente.
El texto tiene carácter público y su destinatario es todo aquel que pueda acceder a los libros y la cultura, lo que a principios del siglo XX en España era un pequeño porcentaje de la población. La intención del autor es criticar la situación del país en la época.

2.      ANÁLISIS.

El tema principal del texto es la crítica por parte del autor a cómo el régimen liberal de la época ha pretendido defender la libertad del pueblo. El autor critica que el gobierno solo ha hecho que el pueblo sea libre sobre el papel (“Esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la Gaceta”). Sin embargo, no se ha ocupado de hacer reformas para que esa libertad sea real. El autor defiende que para que el pueblo sea realmente libre es necesario hacer reformas en educación para acabar con analfabetismo y reformar también la agricultura. Esta idea se resume en su lema “escuela y despensa”.
Como ideas secundarias encontramos las consecuencias que se derivan de no realizar estas reformas: aquel que no sabe no es capaz de decidir por él mismo y por tanto es dirigido por otro en función no de los intereses del primero sino en función de los intereses de él mismo; por otra parte, aquel cuya alimentación y supervivencia depende de otros tampoco tiene la libertad de dirigirse hacia donde él desea, tampoco es libre.
También encontramos una alabanza al gobierno de la República: “Esto los vieron claramente los hombres de Estado de 1873, preocupándose tanto como de la reforma política, de la reforma social cuando todavía podía ser sazón de que fructificase pacífica y evolutivamente”.

3.      CONTEXTO HISTÓRICO.

La obra de la que está extraído este texto fue publicada, como ya hemos dicho, en 1902, tres años después del desastre del 98, que supuso la pérdida de todas las colonias suramericanas que estaban en posesión española. Este hecho sumió a la sociedad y a la clase política española en un estado de desencanto y frustración. Para quienes la vivieron, significó la destrucción del mito del imperio español, en un momento en que las potencias europeas estaban construyendo vastos imperios coloniales en Asia y África, y la relegación de España a un papel secundario en el contexto internacional. Además, la prensa extranjera presentó a España como una nación moribunda, con un ejército totalmente ineficaz, un sistema político corrupto y unos políticos incompetentes. Y esa visión cuajó en buena parte de la opinión pública española. Por una parte los partidos antidinásticos (republicanos y socialistas) junto a los nacionalistas catalanes y vascos señalaban la necesidad de reformar el sistema político canovista. Por otra parte, la burguesía y los economistas atribuían los males del país al atraso de las estructuras económicas de España. Por último, los intelectuales regeneracionistas, entre los que se encuentra Joaquín Costa, y los escritores de la generación del 98 señalaban grandes diferencias entre la “España oficial” y la España real. Creían que la regeneración sólo era posible abordándola “desde abajo”, ya que sólo conociendo la España real se podrían alcanzar las soluciones a los problemas de España.

Además de las consecuencias sociales, el desastre del 98 tuvo, por supuesto, repercusiones económicas y políticas. En la política se rompió, en los últimos años de la Regencia (1886-1902), la estabilidad creada por los dos líderes de los partidos dinásticos. En la economía, la industria catalana perdió un excelente mercado para sus productos y unas materias primas baratas, pero logró atraer los capitales de los indianos enriquecidos; además, los grandes gastos de la guerra ocasionaron la devaluación de la peseta, la inflación, el aumento del déficit del Estado y la necesidad de aumentar los impuestos y reformar la Hacienda. Por último, el ejército se sintió gravemente humillado y exigió a los sucesivos gobiernos una modernización del armamento para recuperar el prestigio perdido; además, la pérdida de miles de jóvenes llamados a “quintas” que lucharon en las colonias y la deserción de otros muchos puso en entredicho el sistema de reclutamiento. 

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